Texto: Héctor Montes de Oca
Versión libre sobre una historia original de Andrés Bejarano
No se puede comprender la aparición del proceso fotográfico y de la cámara correspondiente, sin conocer ciertos desarrollos históricos de la representación óptica y de sus vinculaciones con el dibujo y la pintura.
El fenómeno por el cual una pequeña perforación, funcionando como un elemento óptico, puede producir imágenes, se conocía desde muy antiguo.
El árabe Al Hazen ya lo mencionaba en los principios del siglo 10. Sin embargo es recién en el medioevo, que Leonardo da Vinci describe con precisión una cámara obscura, demostrando su utilidad para el dibujo y la pintura, aunque es Giovanni della Porta (1535-1615) quien mas la divulga y recomienda.
Progresivos avances técnicos permitieron transformar el tamaño original de una habitación que describía Leonardo da Vinci. Estos se redujeron y en el 1600 Risnel y Kircher construyen una portátil, que en el 1657, al agregarle un espejo, se convierte en réflex, presentando la imagen sobre un cristal despulido.
Se conformó así un aparato que liberaba al pintor de la difícil tarea que dependía totalmente de su capacidad: la de reducir tres dimensiones a dos.
Ahora se trataba de transponer una imagen óptica de dos dimensiones, al lienzo.
Aunque no todos los pintores adoptaron la cámara obscura, esta se difundió ampliamente, y en la obra de Vermeer podemos ver un uso virtuoso de la misma.
Fue necesario esperar la llegada de otra época, con distintos valores, tendencias y medios, para que el siguiente paso lógico pudiera darse: lograr que esa imagen que aparecía con todo detalle en el cristal esmerilado pudiera fijarse por medios químicos, eliminando así la especializada, cara y tediosa trascripción manual.
En ese sentido, la fotografía es una hija dilecta de la era industrial, y a la vez la realización perfecta de aquellos presupuestos teóricos sobre la representación que Alberti y Brunelleschi, habían desarrollado en el Renacimiento. Por estas razones, podemos decir entonces que la cámara se anticipo en mucho a la aparición de la fotografía.
T.Niepce sólo necesitó quitar el espejo y reemplazar el cristal esmerilado por una tabla delgada para que la imagen quedara oculta. Entonces, en el interior de esa extraña caja, fuera de la vista humana, se realizaría el milagro.
Aunque comenzó sus experimentos con sales de plata, es empleando un material muy poco sensible, como el Betún de Judea, que en 1826 logra producir la primera fotografía de la historia.
Si bien poco tiempo después se enfrentaron y adjudicaron este invento varios hombres, como Bayard, Talbot, Herschel, y Gerber, fue un pintor e inteligente comerciante xx Daguerre, quien asociándose a Niepce, presenta en agosto de 1839, el primer procedimiento normalizado y practico para producir imágenes fotográficas, el Daguerrotipo. El uso de este sistema, nacido libre del pago de derechos, pese a sus desventajas, se extendió rápidamente.
Para 1850, solo 13 años mas tarde ya un fabricante de Cámaras para Daguerrotipo ofrecía un modelo con fuelle de doble extensión, que podía utilizar tanto teleobjetivos, como normales y gran angulares.
En realidad el desarrollo de los elementos ópticos también comienza antes de la aparición de la fotografía.: En 1812 el inglés Wollaston fabrica el primer lente acromático. Ya para la cámara Daguerrotipica, el húngaro Petzval produce un lente con la apertura F.3,6.
En 1857 el irlandés Grubb presenta el primer “Aplanatic”, con muy poca aberración esférica. Y en 1888, Abbbe logra corregir el astigmatismo.
En sentido estricto, es imposible establecer una historia lineal de la cámara fotográfica. Y esto por varias razones, una que sus modificaciones están en gran medida determinadas por la evolución de otros componentes del medio fotográfico. Lo que lleva a cambios completos, verdaderas rupturas en este proceso.
Otra, es la progresiva tendencia a incorporar en la propia cámara funciones que en sus orígenes estaban totalmente desvinculadas o simplemente no existían.
Por otra parte, los usos y funciones a las cuales se aplico la fotografía –y que fueron aumentando con el tiempo- generaban, como es lógico, diferentes necesidades, por lo que algunos cambios están ligados a adecuar la cámara a ciertos y determinados usos.
Como si esto fuera poco, muchas soluciones encontraron en su desarrollo límites técnicos –los propios de una época- y fueron abandonadas, pero años más tarde, la aparición de nuevos materiales permitió retomar esas antiguas ideas actualizándolas.
También es necesario tener en cuenta que desarrollos muy lejanos del campo fotográfico, terminaron por aplicarse a esta, beneficiándola. Es difícil conciliar en una misma historia, la cámara que diseño August von Stenheil en 1839 con un formato de 11 x 8 milímetros, cuyos negativos se utilizaron en la guerra europea del 1870 – 71 enviados por palomas mensajeras, y la gigantesca cámara fabricada por la Souht Pacific en Chicago durante el año de 1900: sus negativos median 1,50 x 2,50 metros. Estaba armada sobre un vagón de ferrocarril, media mas de 6 metros de largo, pesaba casi 14 toneladas y requería para su funcionamiento, de una grúa para cargar las placas y el esfuerzo de 15 operarios-fotógrafos.
La índole de esta presentación nos impide detenernos en las mil y una cámaras que jalonan la historia de la fotografía. Por lo que propongo que analicemos los elementos básicos que la constituyen y desarrollemos, a grandes rasgos, la historia de estos.
Dejaremos de lado, lamentablemente, (a pesar de ser una historia por demás interesante), todas aquellas cámaras fabricadas para usos especiales: como las de fotografía aérea, submarina, para usos científicos, las panorámicas, las de espionaje, las especiales para color que obtenían simultáneamente 3 negativos de separación en blanco y negro, las populares “minuto” que permitían revelar dentro de la cámara, las tipo Polaroid, las de tamaño mínimo, llamadas subminiatura y todo el mundo conformado por la fotografía estereoscópica.
Una cámara esta básicamente constituida por:
• El cuerpo de la cámara.
• El lente u óptica.
• Un mecanismo de enfoque.
• Un obturador.
• Un diafragma.
• Algún sistema para sostener el material negativo.
• Un modo de establecer lo que “toma” el lente.
La gran mayoría de las cámaras primitivas permitían el uso de una gran variedad de lentes, la razón de esto descansaba en que los fabricantes de lentes no eran necesariamente los mismos que producían las cámaras
Por lo general todas las cámaras estaban construidas con finas maderas, terminadas con lustre “a muñeca” y todas sus partes metálicas realizadas en bronce. Confeccionadas con gran cuidado y esmero ahora constituyen verdaderas joyas de ebanistería.
Las fabricadas por George Hare, H.Park o Luis Gandolfi son hoy sumamente valoradas por los coleccionistas.
Las cámaras construidas con madera, fueron las que predominaron hasta bien avanzado el siglo a pesar de que en el año 1841 Voiglander lanzo al mercado una totalmente realizada en lámina de hierro. La lámina de hierro comenzó a utilizarse corrientemente recién en la segunda década del siglo XX.
Estas cámaras, de color negro, revestidas enteramente de piel, sumaban a su adusto aspecto, poco peso y una gran solidez. Los avances en la calidad y rapidez de los materiales negativos, van reduciendo su tamaño, en consecuencia, también las cámaras reducen sus medidas.
Progresivamente el aluminio, ahora a la vista, comenzó a remplazar al hierro, y ya en los últimos años, los materiales plásticos que poco a poco habían ocupado el lugar del metal en piezas internas, aparece en el exterior.
Conformando de este modo la totalidad del cuerpo de la cámara, que continuando la tradición sigue siendo de color negro, presentando un acabado, por lo común, satinado. Llevan así, al nivel profesional, una tendencia iniciada en las cámaras “de aficionado” que desde mucho tiempo antes se realizaban totalmente de plástico.
En una cámara es necesario poder modificar la distancia entre el lente y el material negativo, esto en función de las distancias entre la cámara y los objetos a fotografiar. Los fotógrafos llamamos “enfocar” a esta tarea.
Esta necesidad requiere de un mecanismo, llamado de enfoque, que permita realizarla. En los inicios, se desplazaba el frente de la cámara, donde se sostiene el lente, a través de unos rieles dentados. Este sistema se mantuvo, durante años, en muchas propuestas, incluyendo las cámaras Kodak de aficionados, las tipo “Rolleyflex” de doble lente, las Linof y en las modernas “técnicas”.
Los desarrollos en óptica permitieron que el enfoque pudiera realizarse también modificando la distancia entre los elementos delanteros del lente y los traseros que seguían unidos al frente, de la cámara, ahora fijo.
Esta última tendencia es hoy la predominante en todas las ópticas y cámaras modernas, muchas de las cuales también accionan el enfoque de manera automatizada.
El obturador
Llamamos así, al sistema que permite controlar el tiempo durante el cual la luz llega al material sensible negativo. Originariamente este elemento no existía. Las larguísimas exposiciones (un Daguerrotipo necesitaba de 10 minutos a una hora) solo requerían sacar la tapa del lente al comienzo de la exposición y taparlo nuevamente al fin de la misma.
La introducción de nuevos sistemas y materiales cada vez más sensibles, planteó la necesidad de poder establecer tiempos más breves. Hasta la aparición en 1886 del famoso Newman, el primero de uso interlente, todos los obturadores anteriores, el Caden, el Lancaster, el Sarjeant, se colocaban por delante de los lentes y accionaban en forma por lo general neumática, mediante el uso de una pera de goma.
Los cada vez menores tiempos requeridos y la exactitud de éstos, llevan a la aparición, en 1912, del sistema Compoun, que se sigue usando en la actualidad en muchas ópticas.
La solución de controlar el tiempo desde la zona del lente no fue la única. Se desarrollaron sistemas que operaban desde la parte opuesta de la cámara, previos al material sensible y apenas separado de este. Se los llamo, por eso, obturadores de plano focal o de “cortina”. Consistían en una larga tira de tela con ventanitas de diferentes alturas, que se mantenía enrollada en una parte de la cámara, se seleccionaba la velocidad y de acuerdo a esta la ventana escogida corría rápidamente, de arriba abajo, por delante del material negativo. Así era posible lograr en velocidades de hasta una milésima de segundo.
Aunque la tela utilizada era de la mejor calidad, su origen orgánico la exponía a cambios por la humedad y a estiramientos por el uso, de modo que no tuvieron una gran fortuna. Pero cuando por los años cincuenta el Compur encontró sus limites: su alto costo, la necesidad de un obturador por cada lente y el que su propio diseño impide rebasar los 500 milésimas de segundo, la idea del obturador de cortina abandonada 30 años antes, resurgió en la mente de algún diseñador.
Y a diferencia de entonces, ya existían las telas sintéticas como el rayón o el nylon con gran estabilidad y resistencia. El obturador de plano focal resurgió y termino por imponerse. Nuevos avances técnicos remplazaron, a posteriori, las telas de nylon por una serie de delgadísimas laminillas de acero.
El diafragma
Este es el otro mecanismo utilizado para controlar la luz, aunque a diferencia del obturador, que controla el tiempo, este controla la cantidad de luz que ingresa. Los primeros diafragmas solo eran una serie de perforaciones circulares en una simple tablilla de madera. Más adelante se desplegarían sobre una media luna o una circunferencia de hierro desplazable ubicada por detrás del lente.
En honor a la verdad, su uso en esas épocas no era la de controlar la cantidad de luz- que dada la lentitud de los materiales siempre resultaba poca- sino que su función era la de mantener los defectos ópticos dentro de niveles aceptables. Así, no debemos asombrarnos mucho frente a lentes con luminosidades el F3,6 o F.4 de un Dallmeyer de 1890, en la practica requerían diafragmarse hasta F 11 para lograr buenos resultados.
Con posterioridad, surge el diafragma de iris, ya incorporado a cada lente. Sus numerosas y ajustadas laminillas requerían de energía y eran lentas para cerrarse, por lo que, modernamente, fue necesario reducirlas a 6 y muy livianas en las cámaras modernas, que deben cerrar por si solas el diafragma en el momento del disparo.
El material negativo
Uno de los elementos fundamentales del proceso fotográfico, el material sensible negativo es un componente “externo” a la cámara. Pero es a esta a quien corresponde mantenerlo en su lugar y permitir su fácil cambio. Como es lógico, estos soportes y los medios para permitir esos cambios variaron de acuerdo a los diferentes sistemas y a las características de cada material negativo utilizado.
Las placas de vidrio, usadas primeramente con el sistema de colodión húmedo, siguieron como soporte habitual para el proceso de colodión seco y continuaron con el de gelatina – bromuro. Se mantuvieron en uso hasta los años 40.Los mismos chasis, con modificaciones para permitir el uso de película rígida, se siguieron usando muchos años mas.
Aun es posible en México, en algunos viejos estudios de provincia, encontrar cámaras de estudio, gigantes de madera de los años 30 cuyos respaldos muestran una colección de adaptaciones, realizadas por el propio fotógrafo, que condensan una especie de breve historia del desarrollo tecnológico de los materiales negativos.
Pero el gran cambio, una verdadera revolución en el proceso fotográfico lo provoco el invento de George Eastman. Abandono los intentos complicados e infructuosos de volver transparente los soportes de papel y decidió utilizar otra material, el nitrato de celulosa. Este material dada su original transparencia resolvía el problema. Por su alta flexibilidad resultaba fácil de enrollar. Surgía la película moderna y con ella el popular “rollo” fotográfico. Este invento, permitió extender el uso de la fotografía a todo el mundo, masificándola.
Dio origen así, al fotógrafo aficionado, que por lo general utiliza la cámara solo para registrar la historia familiar. Paralelamente proveyó el elemento básico para el surgimiento del cine y por supuesto del emporio transnacional Kodak.
La película en rollo simplifico muchísimo la operación fotográfica e influyo decisivamente en la estructura de las nuevas cámaras. Estas redujeron su tamaño aun más cuando se decidió utilizar la película perforada cinematográfica. Aunque la primera cámara que usaba película cinematográfica es fabricada por la firma Jules Richard en 1913 y ya en 1914 aparece la “Turist Múltiple” que permite sacar 750 fotografías de 24x 18 Mm. ) es recién en la década de los treinta que se inicia la era del las 35 Mm.
Estas livianas cámaras, provistas de ópticas de gran diseño sumado a sensibilidades cada vez mayores en los materiales negativos, procuraban todos los elementos necesarios para que la fotografía pudiera escudriñar y registrar lo que sucede en los mas recónditos lugares de todo el mundo.
Como ver lo que hay que ver
Saber que “toma” el lente ha sido durante años un verdadero problema. La opcion de un visor “externo” que enmarcaba la zona del espacio que tomaba el lente con una vinculación relativa con este, obligaba a calcular distancias y con un gran esfuerzo de imaginación, suponer que partes aparecerían nítidas y cuales no y el grado de estas diferencias.
Sin duda, lo mejor era ver directamente la imagen producida por el lente sobre el cristal esmerilado, al igual que hacían los pintores con la primitiva cámara obscura. Pero en esto existían dos desventajas, una que la imagen aparecía invertida, por lo que el fotógrafo necesitaba doblar el cuello y lo peor, componer cabeza abajo. La otra séria desventaja era que la imagen aparecía demasiado tenue por lo que si la luz ambiente era fuerte, la degradaba al punto que no podía ya distinguirse.
Resultaba necesario entonces utilizar un trozo de tela negra, del tamaño de un mantel grande, para cubrir conjuntamente, tanto la cámara como al fotógrafo. Por supuesto, nada de esto resultaba muy cómodo.
El método de usar un espejo para desviar la imagen (lo que llamamos sistema reflex) ya existía desde la cámara obscura pero recién en 1860 el ingles Sutton logra diseñar una cámara de uso satisfactorio.
Estos tres diferentes métodos, se han mantenido hasta el día de hoy encontrando a una gran variedad de soluciones, en versiones muy distintas. Sobre este tema es muy curioso el que muchos fabricantes, disponiendo en su época de los medios técnicos necesarios se aferraran a una sola de estas propuestas extendiéndola mas allá de lo práctico, (como es el caso de las Leica con sus complicados sistemas de visores) o que se optara por soluciones parciales que terminaban generando nuevos problemas (como en el caso de las tipo Rolley de dos objetivos).
La invención del pentaprisma, junto al obturador de cortina y las ópticas intercambiables sin obturador, viabilizaron el sistema reflex que es casi universal hoy en las cámaras de precio medio.
Las cámaras de aficionado siguen usando el visor externo y en las llamadas técnicas el esmerilado es una necesidad. Hoy los nuevos respaldos digitales que permiten tener una imagen externa pero por medios no ópticos dan una nueva solución a un antiguo problema.
Midiendo la luz
La necesidad de obtener exposiciones precisas genero por un lado la aparición y desarrollo de los obturadores y por el otro la búsqueda de métodos para medir la luz del modo más exacto posible.
Los sistemas empleados para esto fueron de una gran variedad. Desde complicadísimas y largas tablas con variaciones según los meses del año, las características del día y las horas,a los extintometros que requerían establecer comparaciones visuales entre dos campos. Con la aparición del exposímetro fotoeléctrico en 1932 y sus sucesivos desarrollos el problema encontró por fin soluciones efectivas. Pero a lo largo de más de 130 años el medir la luz era una tarea y un problema del fotógrafo y no de la cámara.
En épocas mas modernas, es la propia cámara la que se hace cargo de medir la luz por medio del fotómetro integrado y desde hace no mucho tiempo, también de establece y dar la exposición correcta.
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