Texto: Héctor Montes de Oca
Hace no muchos años, menos de diez seguramente, se anunciaba entre las víctimas de la creciente digitalización fotográfica a la Fine Print. Parecía no tener salvación: las cámaras digitales se acercaban a pasos agigantados a las calidades de las analógicas, los sistemas híbridos reducían el costo de la digitalización, las películas ya se fabricaban adecuadas para escanearse mientras el mercado de los papeles fotográficos colapsaba hasta casi extinguirse como hoy le sucede.
La impresión fina hecha en blanco y negro era cada vez más una técnica artesanal con tendencias de tener el mismo destino que la impresión en paladio o el daguerrotipo. Era indudable que la calidad de la impresión en blanco y negro no había sido obtenida por las plataformas digitales mientras éstas se ocupaban más del desarrollo de la imagen a color, su principal mercado a final de cuentas.
Sin embargo, los desarrollos tecnológicos también llegaron a la imagen en blanco y negro. Hoy por hoy, la industria fotográfica parece estar resolviendo uno de sus más grandes retos en cuanto a calidad de imagen se refiere: hacer Fine Print digital. Las mejores cámaras digitales, el desarrollo de backs digitales para cámaras de medio y gran formato, el perfeccionamiento de las herramientas de Photoshop para manejo de blanco y negro y el perfeccionamiento de los sistemas de impresión hasta llegar a la Piezografía ofrecen una alternativa viable para el reto que se le impuso a la industria fotográfica.
Ahora que los sistemas de impresión analógica en blanco y negro se aíslan hasta volverse casi artesanales, el mercado de especialistas en blanco y negro sigue existiendo. Para ellos ya hay, por fin, alternativas digitales confiables y a precios accesibles.
La Fine Print no es la fotografía pero le da unas características muy particulares. Cuando fue desarrollada por maestros como Edward Weston y Ansel Adams a mediados del siglo XX, la Fine Print ya era una operación sofisticada y reservada para especialistas. Hoy lo sigue siendo. Los avances de la era digital que vivimos aún después de una difícil transición a la era digital.
En ella, la impresión es una parte de todo el proceso fotográfico, el cual sirve como un medio para lograr una interpretación de la escena fotografiada por parte del fotógrafo. La Impresión fina es una impresión fotográfica hecha de manera especializada y bajo parámetros de calidad sumamente exigentes. Busca imágenes que tengan algunos elementos de realismo como la buena definición y claridad de imagen, logrados mediante un conocimiento y procesamiento de los materiales altamente complejo.
Mandamientos de la Fine Print Digital:
1. Debo tener un monitor calibrado
2. Debo tener un sistema de exposición y proceso de archivos de gran calidad.
3. Debo tener perfiles de impresión depurados
4. Debo tener un manejo adecuado de color en Photoshop
5. Debo tener un flujo de trabajo consistente
La historia no se repite igual pero algunos de sus elementos pueden tener dinámicas cíclicas. Quizá aún no ha llegado una “Moonrise on Hernández, New México” digital pero sólo es cuestión de tiempo antes de que lo haga. Revisitar la obra de los maestros siempre resultará vital para el aprendizaje
La relectura de Ansel Adams, especialmente los tomos de “El Negativo” y “La Impresión”, pude aportarnos mucha luz en días de tanta incertidumbre como los nuestros.
Como dirían los maestros, la parte más importante de una cámara sigue estando detrás de ella. No nos perdamos en la disquisiciones técnicas, pensemos más en lo que tenemos que decir con nuestras imágenes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario