Texto: Héctor Montes de Oca
Cuando la tecnología digital y la informática integraban la fotografía a su universo, los simples mortales no dejábamos de asombrarnos y mirarnos con cara de desconcierto mientras nuestra cabeza se llenaba de dudas.
Uno tras otro, a cuenta gotas o en cascada pero indetenibles, los productos, servicios e información llegó a nuestras vidas con las firmes intenciones de quedarse hasta que, paulatinamente, aprendemos a vivir con ellos.
En la medida que fuimos aprendiendo, las pocas certidumbres abrieron paso a dudas mucho mayores. Las resistencias encontraron sus puntos máximos de tensión y fuimos obligados a decidir qué tanto queríamos integrarnos a esta inmensa ola digitalizadora. Incluso no faltan los falsos profetas que auguran el fin de la fotografía analógica.
Querámoslo o no, hoy estamos en la ola y el no integrarnos a su dinámica podría ser más perjudicial que benéfico si es que deseamos seguir teniendo práctica profesional en la próxima década.
Sin embargo, creo que el elemento que definió todo fue algo que difícilmente se toma en cuenta por ser tan obvio. El fotógrafo es un ente visual y decide sobre los resultados que vé y no por los procedimientos y materiales que va a utilizar. Es la calidad de la imagen digital su principal aliada para ganar nuestra confianza y el mercado que representamos.
Poco a poco, sin pausa, los fotógrafos hemos estado reaprendiendo a hacer fotografía pero ahora con fundamentos digitales. Nuevas técnicas y distintos conceptos redimensionan nuestro oficio de manera ineludible e inobjetable.
Algunos profesionales se han integrado de lleno y se han convertido completamente digitales y sus resultados justifican plenamente el esfuerzo. Afortunadamente, los usuarios tenemos como grandes aliados en esta transición a los laboratorios o burós digitales.
Sin importar nuestro nivel de conocimientos en esta nueva área, los burós digitales nos ofrecen soluciones a viejos y nuevos problemas de la fotografía que no podemos ignorar. Son ellos quienes mejor pueden acercarnos a las grandes ventajas que la digitalización a aportado a la fotografía.
Si las imágenes digital y analógica están empezando a ver sus diferencias con mayor respeto y estrechando con mayor fuerza sus lazos, los burós digitales son el puente para esta reconciliación inevitable.
A fines del año pasado, Kodak Professional de México patrocinó una expedición fotográfica mía al Cañón del Colorado. Gracias a ello pude hacer fotografía analógica y digital tanto en blanco y negro como en color.
Mi aprendizaje de casi tres décadas con fotografía analógica fueron aplicados tomando en cuenta a procedimientos posteriores digitalizados. En el caso de las películas en color, fueron reveladas y sus negativos escaneadas en un buró digital de primer orden como correspondía a la envergadura del proyecto. Mangas Cámara Lab fue mi opción en este sentido pues ya anteriormente había trabajado con ellos en la preparación de dos calendarios de Kodak Professional y sus resultados fueron excelentes.
Si la imagen final es la que determina la calidad real del trabajo, he aprendido que la Impresora LED II de KODAK PROFESSIONAL me ofrece trabajos con calidad de galería. En un Fotoseptiembre pasado presenté una exposición llamada “El Color de Veracruz”, impresa en LED II con papel metálico Kodak y la exposición se encuentra itinerante hasta la fecha con los mismos materiales y conservando su calidad.
Ya sea en Mangas Cámara Lab o bien Estudio Segarra, por mencionar sólo algunos, como profesionales encontraremos en estos laboratorios un servicio que por su especialización tiende a ser personalizado. En estos lugares y en varios de los que se mencionan al final de esta revista como distribuidores Kodak hallaremos verdaderos expertos que no solo conocen de sus equipos sino también de fotografía. Si bien como profesionales tenemos ideas claras de lo que buscamos, sus posibilidades de asesorarnos son amplísimas y pueden influir óptimamente en las elecciones que tomemos acerca del acabado de la imagen.
Si, por ejemplo, trabajo con una cámara como la Digital DCS Pro 14n de KODAK PROFESSIONAL o bien con una analógica de gran o medio formato necesitaré forzosamente un adecuado control de la impresión de una exposición depurada y especializada. La LED II es, entonces mi mejor opción.
He digitalizado mis negativos en un Escáner de Película HR 500 Plus tan confiablemente que puedo preparar con ellos resguardos digitales, ya sea en negativo o en positivo, que pueden usarse posteriormente para múltiples usos: portafolios, exposiciones de galería, murales publicitarios, material para presentaciones digitales y clases, etc.
Kodak Professional ofrece múltiples opciones para los interesados en esta tecnología y sus aportes. Tanto para los laboratorios y distribuidores así como para los usuarios la gama de productos y servicios es inmensa y muy rica. Un vistazo a nuestra página web con un poco de imaginación podría llevarle a proponerse proyectos muy atractivos.
El horizonte de nuestras posibilidades se extiende más allá del alcance de nuestra visión. Como profesional y docente he sostenido y sostendré que el elemento más importante del proceso fotográfico se encuentra detrás de la cámara usted, los equipos y materiales tan solo forman parte de un medio de expresión y comunicación al cual nos dedicamos.
La fotografía ha integrado grandes aportes del campo de la informática a su universo y éste se ha visto innegablemente modificado y conmovido. Nuestra falta de preparación inicial y las limitaciones técnicas de la imagen digital de hace algunos años nos llevaron a concebirlos todavía como campos separados o bien antagonistas. Hoy las diferencias se van salvando para bien de esta forma de comunicación que también es industria.
Los laboratorios o burós digitales, cada vez más encontrables, accesibles y siempre más solicitados, constituyen uno de los puentes que permitirán la inevitable reconciliación entre las imágenes digital y analógica.
Aprovechémoslo para nuestro bien.
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