Texto: Luis Ayala
Las fotografías de “Cinco elementos” son abstracciones que producen estados de ánimo. El quinto elemento para Héctor Montes de Oca es la sensibilización en el ser humano. Se trata de formas casi oníricas que no tienen títulos ni marialuisas a fin de no distraer al observador, fotografías impresas impecablemente en el mismo papel que centran la atención hacia la imagen.
Exposición que salvajemente se podría encasillar en el tema “El paisaje”. Es muy diferente a lo que la mayoría de los paisajistas nos tienen acostumbrados.
Montes de Oca desborda este término proponiendo cosas nuevas y dejando a un lado el estereotipo del registro fotográfico.
Héctor va más allá, en el sentido de que realmente es consciente de su labor, no de paisajista, sino de concienzudo y sensible codificador de imágenes y trabaja en ese delgado hilo de la conciencia y la inconsciencia, en esa difícil mezcla de técnica y sensibilidad innata ante lo fotografiado.
Para Montes de Oca su intención es poder disfrutar de la fotografía y hacerse plenamente sensible a su capacidad expresiva y realmente lo logra haciendo que al espectador le quede claro la intención del fotógrafo y conecte enterándose por completo de los sentimientos de Montes de Oca al mirar a través del visor de la cámara.
Dentro de los géneros fotográficos, el más difícil es el paisaje precisamente por su aparente facilidad, es fácil caer en la postalera, nubes contrastadas sobre el horizonte campirano, árboles abatidos por el viento, escenas pastorales bajo la tormenta, ineludibles puestas de sol... Este era el pensamiento de Nacho López y Montes de Oca, alumno del destacado fotógrafo con sus imágenes aporta algo más, muy lejano a los paisajes bucólicos, deja atrás el concepto de registro y propone de una manera poética, la idea clara de lo que siente de lo que pasa por el cerebro y el corazón en el momento de la toma, dejando claro que la muestra “Cinco elementos” tiene una profunda carga de soledad.
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